Brasilera fue la primera mujer que
saltó en paracaídas en Chile.
Por:
Héctor Alarcón Carrasco
Un
día del mes de abril de 1950, la selva virgen del sector Puyehue se vio
alterada por el suave ronronear del pequeño motor de un avión que se desplazaba
plácidamente a través de la cordillera majestuosa, todavía descubierta de los
blancos penachos que en invierno cubren de nieve las alturas.
Las hojas otoñales que la brisa
desprendía del bosque centenario, fueron el saludo que la solitaria mujer a los mandos del avión
recibió de esta larga y angosta faja de tierra.
¿Pero quien era esta dama del aire que
osaba violar nuestro espacio aéreo? Naturalmente era una pregunta que no podían
realizar ni el viento, ni el volcán, ni los cóndores que libres volaban sobre
los valles cordilleranos.
En la cabina, la invasora, junto con
consultar su mapa y mantener el control de la máquina aérea enfilaba rectamente
a la ciudad de Osorno, primera escala en
nuestro suelo. Se trataba nada menos que de la famosa aviadora brasileña
Ada Rogato, más conocida como “El Cóndor Solitario”, que en su pequeño avión
“Paulistinha”, conocido como
“Brasilerito”, de tan solo 65 HP y que sólo alcanzaba una velocidad de 110
kmts.; realizaba un raid de buena
vecindad por Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile.
Ada Rogato era una aviadora consumada.
Había iniciado sus actividades aéreas el año 1935 en su natal Sao Paulo,
ingresando al Club de Planeadores, donde llegó a conseguir la licencia clase
“C”, la más alta clasificación a que podía aspirar un piloto de vuelo a vela.
Al año siguiente obtiene su título de
piloto aviador de turismo, volando aviones Stinson, Waco, Curtiss, Fairchild y
por supuesto los aviones de fabricación brasileña denominados Muniz 7, Muniz 9, Bucker y H.L.6,
habiendo volado además varias veces como piloto de prueba de aviones livianos
de construcción brasileña.
Cuando llegó a Chile por primera vez,
ya tenía más de dos mil horas de vuelo, pero
otra de las aficiones que llevaba a flor de piel era el paracaidismo, en
cuyo deporte registraba más de 80
saltos, siendo campeona brasileña de esta especialidad.
Una de sus mayores cartas de
presentación lo constituía el salto nocturno en paracaídas, realizado el 19 de
abril de 1942, en Río de Janeiro y en cuyo acto estuvo presente el presidente de Brasil Getulio Vargas.
Este salto fue realizado junto a cinco varones, ante la
expectación de miles de curiosos que gracias
a reflectores especiales pudieron ver a los paracaidistas lanzarse desde un
avión Focke Wulf a la inmensidad de la
noche. El mayor peligro del salto radicaba en que los deportistas debían caer
sobre en agua de la bahía de Río, desde donde afortunadamente lograron ser rescatados sanos y salvos por
dos lanchas dispuestas para cooperar en
esta emergencia.
Esta proeza revela el temple y la sangre fría de esta aviadora que
hizo exhibiciones de paracaidismo en 54 ciudades de su patria y en otras de Sudamérica.
Gran colaboradora en todas las actividades de difusión aeronáutica
muchas veces debió tomar su avión para ayudar en el combate de plagas,
pulverizando cafetales o transportando alguna medicina a un lugar distante. El
pueblo brasileño tan alegre y generoso le denominaba “Aguila Paulista”, “Reina
del cielo brasileño”, “Gaviota solitaria”
“Cóndor Solitario” y otros cariñosos apelativos, a los que Ada hacía un
gran mérito.
ADA EN CHILE
Aterrizado su avión en Los Cerrillos, Ada fue recibida por las autoridades
aeronáuticas quienes supieron apreciar el significado del vuelo de esta dama
del aire, que desafiando tempestades y vientos contrarios en el espacio aéreo
argentino, rehusó a virar la proa de su avión y no descansó hasta tocar suelo
chileno.
Fue recibida en La Moneda por el presidente Gabriel González Videla,
quien con su natural bonhomía no dejó de sorprenderse por recibir a tan
valiente exponente de la raza y el pueblo brasileño.
No podía faltar una visita al Club de Planeadores de Santiago, donde
aparte de ser muy bien recibida por el directorio y socios de la entidad,
fue instada a improvisar una charla sobre el vuelo a vela, disertación que permitió a
los presentes aquilatar su gran dominio
de esta rama de la aeronáutica.
DOS
SALTOS PARA NUESTRA HISTORIA
Dicen las crónicas de la época que una
gran cantidad de gente se reunió en Los Cerrillos la tarde del 15 de abril de
1950, para ver la novedad del deporte del paracaidismo, que en esos años
era practicado en nuestro país sólo por
la Fuerza Aérea con fines netamente militares.
En un Aeronca piloteado por Aladino Azzari, Ada Rogato alzó el vuelo desde el costado oriente de la
pista, y luego de tomar unos quinientos metros de altura, la aviatriz y
paracaidista se lanzó en pos de la libertad del cielo chileno que la recibió
glorioso durante los escasos segundos que duró su hazaña. Luego de descender
unos 80 metros abrió otro paracaídas, para frenar el impulso inicial y antes de
tocar tierra se abría un tercero, pequeñito,
que ostentaba las banderas de Chile y Brasil, significativo y delicado
gesto de confraternidad aérea que fue calurosamente aplaudido por la
concurrencia.
Al día siguiente se realizó su segundo y último salto en tierras
chilenas, con el que completó 87 saltos en su carrera deportiva, cifra bastante
alta para una mujer, si tomamos en cuenta que
esto sucedía hace 50 años.
Días después, Ada rogato, “El Cóndor Solitario”, tomaba los mandos
de su Brasilerito y enfilaba rumbo al Este, en dirección al Atlántico, para
regresar a su patria y a su querido Sao Paulo.
De vuelta en Brasil, el Ministro de Aeronáutica la premiaba por su raid con un avión Cessna de 90 HP,
bautizado como “Brasil” y la condecoraba
con la Orden al Mérito Aeronáutico en el grado de Caballero.
UNIENDO AMERICA
En abril de 1951, inicia un nuevo raid en torno a las tres américas
piloteando su nuevo avión, el que la lleva por el Pacífico hasta el Fuerte
Yukón, en Alaska.
En 1960 realiza su último gran raid alcanzando Tierra del Fuego por el sector argentino.
Ingresa a Chile desde Bariloche, realizando escalas en Puerto Montt, Concepción
y Santiago.
Ada Rogato vivió su vida dedicada al deporte de la aviación,
recibiendo homenajes y honores dignos de la mejor embajadora de su patria.
Durante sus raids por diversos países y ciudades de América recibió más de 30
condecoraciones otorgadas por gobiernos
y organizaciones aéreas. En 1951 el Gobierno de Chile la condecoró con la Orden
al Mérito Bernardo O”Higgins en el grado de Gran Oficial.
Desde 1980 a 1986, año de su fallecimiento, se desempeñó como
presidente de la Fundación Santos Dumont y Directora del Museo de Aeronáutica y
del Espacio de Sao Paulo, donde desarrolló una encomiable labor.
A más de sesenta años años del primer salto en
paracaídas de una mujer en Chile, es digno evocar su recuerdo y señalar también
que más tarde el año 1966, la chilena
Virginia Nazal, realizaba el primer salto de una chilena, como miembro del área
de paracaidismo del Club de Planeadores de Santiago y el
26 de marzo de 1984, otra chilena María Teresa Novoa, con 36 saltos, se
convertía en la primera mujer en saltar sobre Isla de Pascua, en compañía del
paracaidista Patricio Cavada, que tenía más de mil saltos a su haber.
Sin embargo, una chilena había saltado antes en paracaídas en el
lejano país del Norte. En efecto el año 1931, en Los Angeles, California la
glamorosa Raquel Morandé, en la plenitud
de sus veinte años se lanzaba al cielo californiano en pos del brevet de
paracaidista, lo que logró dislocándose un pié, situación que no fue obstáculo
para que recibiera personalmente su credencial de manos de las autoridades
aeronáuticas presentes en el acto, ya que de haber hecho notoria su lesión, no
le correspondía el acreditivo. Lamentablemente para nuestra patria, esta
chilena valerosa perdió la vida meses más tarde en un accidente automovilístico
en ese país, lo que la alejó del digno reconocimiento que la historia ha
reservado a las mujeres valerosas del universo, que como Ada Rogato han paseado
su nombre por los cielos del mundo.
---o0o---
A principios de 2011 tuve oportunidad de recibir un ejemplar del libro "ADA, mujer, pionera, aviadora". Se trata de una obra de 300 páginas de la periodista de Sao Paulo Lucita Briza, quien con motivo de ese trabajo visitó nuestro país hace algunos años. En esa oportunidad tuve el agrado de compartir con ella y le entregué antecedentes publicados por revistas nacionales y algunos escritos que había compartido conmigo el aviador e historiador brasilero Carlos Dos Santos Pinheiro, durante nuestra participación en el Tercer Congreso de Historia Aeronáutica efectuado en Montevideo el año 1997.
Pasó el tiempo y sólo este año vine a tener noticias de ella y con mucha satisfacción me enteré que finalmente había publicado el libro que había originado su viaje.
La obra refleja el largo recorrido de su autora por archivos, bibliotecas y visita a algunos de los países recorridos por Ada en sus raids por América, situación que le permitió contar con antecedentes que de otra forma no le hubieran permitido concretar un trabajo de tanta riqueza documental.
"ADA, mujer, pionera, aviadora", es una obra que refleja la trayectoria de esta mujer brasilera que hizo de la aviación y el paracaidismo su causa de vida, inquietudes que transmitió a sus compatriotas, ayudando a fomentar el interés por la aviación y dejando como legado el recuerdo de su paso por los cielos de américa desde Alaska a Tierra del Fuego.
Para Lucita, los parabienes por haber logrado dar término a una obra que hacía falta en los medios aeronáuticos y que de seguro será tomada como texto de consulta por historiadores y quien se interese por escribir sobre los vuelos y las actuaciones de esta interesante mujer llamada Ada Rogato.