Aviación Chilena

Este blog pretende dar a conocer a ustedes los hechos más destacados de nuestra aviación pionera; recordando a aquellos antiguos aviadores que ganándole un espacio al destino, lograban elevarse por los cielos de la Patria.

jueves, 12 de abril de 2012

LAN CHILE en Revista "En Viaje"

Lima, enero de 1959
La Revista “En Viaje” órgano oficial de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, editada en los Talleres Gráficos de la Empresa, fue una gran colaboradora del turismo y la cultura nacional.

En sus páginas se podían encontrar interesantes reportajes de los más diversos temas. Historia, literatura, teatro, ciencia, folklore, turismo y un sinnúmero de otros aspectos de la vida nacional y mundial se reflejaron en la publicación. Fotografías y dibujos en blanco y negro servían para ilustrar a los lectores.

Septiembre 1958, a
 volar por Chile
La propaganda también reflejó una época en la revista ferroviaria, que en ´provincias se compraba a los revisteros de los trenes, quienes la llevaban por todas las estaciones del país.

En esta oportunidad quiero presentarles algunas imágenes de la propaganda de LAN-CHILE, que comenzó a ser publicada como empresa aérea exclusiva, ya que antes lo hacía en esta revista la famosa  AIR FRANCE. Eso acontecía por allá por 1955.


  

"Skiar" en Chile viajando en los
 "Super Douglas",  mayo 1956


Los dibujos estaban firmados por Sergio olivares, quien imprimía un hermoso colorido a sus creaciones, lo que les daba un toque especial ya que la revista en sus páginas interiores en ese tiempo era editada en blanco y negro.

Julio 1960, invitando a
visitar EE.UU.
A Nueva York, la ciudad de los rascacielos
en febrero de 1961
La pesca, el motivo turístico
para diciembre de 1961



Montevideo en las rutas de LAN
Propaganda se repitió para ilustrar
el número especial del Mundial
de Fútbol de 1962



Mayo 1958, en la Ruta de los Cóndores





Roberto Parragué promoviendo
vuelos a la Polinesia

Noviembre 1965, viajar en los
rápidos Caravelle Rolls-Royce




Noviembre 1961, escala en Panamá

Abril 1958, promoviendo los
vuelos regionales

lunes, 19 de diciembre de 2011

ADA ROGATO EL CÓNDOR SOLITARIO


Brasilera fue la primera mujer que saltó en paracaídas en Chile.
Por: Héctor Alarcón Carrasco

Un día del mes de abril de 1950, la selva virgen del sector Puyehue se vio alterada por el suave ronronear del pequeño motor de un avión que se desplazaba plácidamente a través de la cordillera majestuosa, todavía descubierta de los blancos penachos que en invierno cubren de nieve las alturas.
          Las hojas otoñales que la brisa desprendía del bosque centenario, fueron el saludo  que la solitaria mujer a los mandos del avión recibió de esta larga y angosta faja de tierra.
          ¿Pero quien era esta dama del aire que osaba violar nuestro espacio aéreo? Naturalmente era una pregunta que no podían realizar ni el viento, ni el volcán, ni los cóndores que libres volaban sobre los valles cordilleranos.
          En la cabina, la invasora, junto con consultar su mapa y mantener el control de la máquina aérea enfilaba rectamente a la ciudad de Osorno, primera escala en  nuestro suelo. Se trataba nada menos que de la famosa aviadora brasileña Ada Rogato, más conocida como “El Cóndor Solitario”, que en su pequeño avión “Paulistinha”,  conocido como “Brasilerito”, de tan solo 65 HP y que sólo alcanzaba una velocidad de 110 kmts.;  realizaba un raid de buena vecindad por Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile.
          Ada Rogato era una aviadora consumada. Había iniciado sus actividades aéreas el año 1935 en su natal Sao Paulo, ingresando al Club de Planeadores, donde llegó a conseguir la licencia clase “C”, la más alta clasificación a que podía aspirar un piloto de vuelo a vela.
          Al año siguiente obtiene su título de piloto aviador de turismo, volando aviones Stinson, Waco, Curtiss, Fairchild y por supuesto los aviones de fabricación brasileña  denominados Muniz 7, Muniz 9, Bucker y H.L.6, habiendo volado además varias veces como piloto de prueba de aviones livianos de construcción brasileña.
          Cuando llegó a Chile por primera vez, ya tenía más de dos mil horas de vuelo, pero  otra de las aficiones que llevaba a flor de piel era el paracaidismo, en cuyo deporte registraba  más de 80 saltos, siendo campeona brasileña de esta especialidad.
          Una de sus mayores cartas de presentación lo constituía el salto nocturno en paracaídas, realizado el 19 de abril de 1942, en Río de Janeiro y en cuyo acto estuvo presente  el presidente de Brasil Getulio Vargas.
Este salto fue realizado junto a cinco varones, ante la expectación  de miles de curiosos que gracias a reflectores especiales pudieron ver a los paracaidistas lanzarse desde un avión Focke  Wulf a la inmensidad de la noche. El mayor peligro del salto radicaba en que los deportistas debían caer sobre en agua de la bahía de Río, desde donde afortunadamente  lograron ser rescatados sanos y salvos por dos lanchas dispuestas para  cooperar en esta emergencia.
Esta proeza revela el temple y la sangre fría de esta aviadora que hizo exhibiciones de paracaidismo en 54 ciudades de su patria y en otras de Sudamérica.
Gran colaboradora en todas las actividades de difusión aeronáutica muchas veces debió tomar su avión para ayudar en el combate de plagas, pulverizando cafetales o transportando alguna medicina a un lugar distante. El pueblo brasileño tan alegre y generoso le denominaba “Aguila Paulista”, “Reina del cielo brasileño”, “Gaviota solitaria”  “Cóndor Solitario” y otros cariñosos apelativos, a los que Ada hacía un gran mérito.

ADA EN CHILE

Aterrizado su avión en Los Cerrillos, Ada fue recibida por las autoridades aeronáuticas quienes supieron apreciar el significado del vuelo de esta dama del aire, que desafiando tempestades y vientos contrarios en el espacio aéreo argentino, rehusó a virar la proa de su avión y no descansó hasta tocar suelo chileno.
Fue recibida en La Moneda por el presidente Gabriel González Videla, quien con su natural bonhomía no dejó de sorprenderse por recibir a tan valiente exponente de la raza y el pueblo brasileño.
No podía faltar una visita al Club de Planeadores de Santiago, donde aparte de ser muy bien recibida por el directorio y socios de la entidad, fue  instada a  improvisar una charla sobre  el vuelo a vela, disertación que permitió a los presentes aquilatar su gran  dominio de esta rama de la aeronáutica.

DOS SALTOS PARA NUESTRA  HISTORIA

Dicen las crónicas de la época que una gran cantidad de gente se reunió en Los Cerrillos la tarde del 15 de abril de 1950, para ver la novedad del deporte del paracaidismo, que en esos años era  practicado en nuestro país sólo por la Fuerza Aérea con fines netamente militares.
En un Aeronca piloteado por Aladino Azzari, Ada Rogato  alzó el vuelo desde el costado oriente de la pista, y luego de tomar unos quinientos metros de altura, la aviatriz y paracaidista se lanzó en pos de la libertad del cielo chileno que la recibió glorioso durante los escasos segundos que duró su hazaña. Luego de descender unos 80 metros abrió otro paracaídas, para frenar el impulso inicial y antes de tocar tierra se abría un tercero, pequeñito,  que ostentaba las banderas de Chile y Brasil, significativo y delicado gesto de confraternidad aérea que fue calurosamente aplaudido por la concurrencia.
Al día siguiente se realizó su segundo y último salto en tierras chilenas, con el que completó 87 saltos en su carrera deportiva, cifra bastante alta para una mujer, si tomamos en cuenta que  esto sucedía hace 50 años.
Días después, Ada rogato, “El Cóndor Solitario”, tomaba los mandos de su Brasilerito y enfilaba rumbo al Este, en dirección al Atlántico, para regresar a su patria y a su querido Sao Paulo.
De vuelta en Brasil, el Ministro de Aeronáutica la premiaba  por su raid con un avión Cessna de 90 HP, bautizado como “Brasil”  y la condecoraba con la Orden al Mérito Aeronáutico en el grado de Caballero.


UNIENDO AMERICA

En abril de 1951, inicia un nuevo raid en torno a las tres américas piloteando su nuevo avión, el que la lleva por el Pacífico hasta el Fuerte Yukón, en Alaska.
En 1960 realiza su último gran raid alcanzando  Tierra del Fuego por el sector argentino. Ingresa a Chile desde Bariloche, realizando escalas en Puerto Montt, Concepción y Santiago.
Ada Rogato vivió su vida dedicada al deporte de la aviación, recibiendo homenajes y honores dignos de la mejor embajadora de su patria. Durante sus raids por diversos países y ciudades de América recibió más de 30 condecoraciones otorgadas por  gobiernos y organizaciones aéreas. En 1951 el Gobierno de Chile la condecoró con la Orden al Mérito Bernardo O”Higgins en el grado de Gran Oficial.
Desde 1980 a 1986, año de su fallecimiento, se desempeñó como presidente de la Fundación Santos Dumont y Directora del Museo de Aeronáutica y del Espacio de Sao Paulo, donde desarrolló una encomiable labor.
          A más de sesenta años años del primer salto en paracaídas de una mujer en Chile, es digno evocar su recuerdo y señalar también que más tarde el año 1966,  la chilena Virginia Nazal, realizaba el primer salto de una chilena, como miembro del área de paracaidismo del Club de Planeadores de Santiago  y  el 26 de marzo de 1984, otra chilena María Teresa Novoa, con 36 saltos, se convertía en la primera mujer en saltar sobre Isla de Pascua, en compañía del paracaidista Patricio Cavada, que tenía más de mil saltos a su haber.

                                                                          

          Sin embargo, una chilena  había saltado antes en paracaídas en el lejano país del Norte. En efecto el año 1931, en Los Angeles, California la glamorosa  Raquel Morandé, en la plenitud de sus veinte años se lanzaba al cielo californiano en pos del brevet de paracaidista, lo que logró dislocándose un pié, situación que no fue obstáculo para que recibiera personalmente su credencial de manos de las autoridades aeronáuticas presentes en el acto, ya que de haber hecho notoria su lesión, no le correspondía el acreditivo. Lamentablemente para nuestra patria, esta chilena valerosa perdió la vida meses más tarde en un accidente automovilístico en ese país, lo que la alejó del digno reconocimiento que la historia ha reservado a las mujeres valerosas del universo, que como Ada Rogato han paseado su nombre por los cielos del mundo.
                                                                        ---o0o---


A principios de 2011 tuve oportunidad de recibir un ejemplar del libro "ADA, mujer, pionera, aviadora". Se trata de una obra de 300 páginas de la periodista de Sao Paulo Lucita Briza, quien con motivo de ese trabajo visitó nuestro país hace algunos años. En esa oportunidad tuve el agrado de compartir con ella y le entregué antecedentes publicados por revistas nacionales y algunos escritos que había compartido conmigo el aviador e historiador brasilero Carlos  Dos Santos Pinheiro,  durante nuestra participación en el Tercer Congreso de Historia Aeronáutica efectuado en Montevideo el año 1997.
Pasó el tiempo y sólo este año vine a tener noticias de ella y con mucha satisfacción me enteré que finalmente había publicado el libro que había originado su viaje.
La obra refleja el largo recorrido de su autora por archivos, bibliotecas y visita a algunos de los países recorridos por Ada en sus raids por América, situación que le permitió contar con antecedentes que de otra forma no le hubieran permitido concretar un trabajo de tanta riqueza documental.  
"ADA, mujer, pionera, aviadora", es una obra que refleja la trayectoria de esta mujer brasilera que hizo de la aviación y el paracaidismo su causa de vida, inquietudes que transmitió a sus compatriotas, ayudando a fomentar el interés por la aviación y dejando como legado el recuerdo de su paso por los cielos de américa desde Alaska a Tierra del Fuego.

Para Lucita, los parabienes por haber logrado dar término a una obra que hacía falta en los medios aeronáuticos y que de seguro será tomada como texto de consulta por historiadores y quien se interese por escribir sobre los vuelos y las actuaciones de esta interesante mujer llamada Ada Rogato.   

jueves, 8 de septiembre de 2011

BAQUEANOS DEL MAR


Por: Héctor Alarcón Carrasco
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Vientos y marejadas han empañado la historia de Robinson Crusoe
     Pescadores de Robinson Crusoe, lideran las faenas de rescate

“Hoy se cumple un año de mi arribo a la isla y un suceso bien triste señala la fecha de mi llegada. Hace dos días que mi querido barco llamado “Charles Edwards” ha naufragado en viaje a Valparaíso y a la altura de Más Afuera.
Los famosos vientos de Juan Fernández lo envolvieron sorpresivamente, rindiéndole de un solo golpe los palos mayores y tumbándolo reciamente sobre los acantilados del peñón. Gracias a Dios que se ha salvado toda la tripulación y salieron a rescatarlos los pescadores de nuestra isla en sus mejores botes. Estos vientos serán nuestros peores enemigos si no llegamos a construir  valerosas embarcaciones capaces de luchar contra sus furiosos arrebatos cuando tengamos que trasladar nuestros productos al continente.”
Así escribía en su diario el Barón Alfredo de Rodt allá por el año 1878, para relatar la pérdida de uno de sus barcos, dejándonos un reflejo de aquella dura época en que la isla Robinson Crusoe (Entonces Mas a Tierra) no tenía más conexión con el mundo que aquellos frágiles barquichuelos, a los que no respetaban el viento ni las olas y contra los cuales había que oponer una lucha titánica para poder subsistir.
Afortunadamente aquellos marineros en desgracia tuvieron la posibilidad de ser rescatados por sus compañeros isleños, quienes acudieron al rescate en sus mejores botes, como bien lo recordaba en su libro “El Último Robinson” la escritora uruguaya Blanca Luz Brum, una mujer que vivió gran parte de su vida en la isla.      
 Es que el aislamiento ha sido desde antiguo uno de los principales escollos de los isleños, lo cual los ha obligado a crear un mundo especial; una patria chica, donde muchas veces deben desaparecer los personalismos para dar paso a la  vida comunitaria, única forma de poder subsistir en esa tierra curtida por el viento y amasada por las olas que día a día amenazan con extinguir la sobrevivencia de este enclave.

Y ha sido con este pueblo sacrificado, esforzado, desinteresado y colaborador con el que se han encontrado las autoridades con motivo de la búsqueda del desaparecido avión CASA 212.
Desde hace ya muchos años, nuestras Fuerzas Armadas dejaron de tener en sus dotaciones la presencia de guías, exploradores o arrieros, personas civiles, encargadas de guiar a los ejércitos por los pasos más difíciles o lugares desconocidos, para dar una efectiva seguridad al movimiento de las fuerzas terrestres.
Pero esta situación cambió drásticamente cuando en la isla se supo la magnitud de la catástrofe. De inmediato, los pescadores organizaron la salida y, previa coordinación con la Armada isleña, a las dos de la madrugada ya estaban los primeros ellos en el mar, liderados por Guillermo Martínez. Luego  se les fue uniendo un grueso contingente de isleños en sus embarcaciones, sumando  75 pescadores. Es decir, una fuerza importante, de hombres acostumbrados a la vida marina de la isla y que conocen al dedillo todos los lugares en que supuestamente podrían encontrar algunos vestigios del desastre aéreo.
Fue así como tempranamente Guillermo Martínez encontró la primera víctima, la que de inmediato pusieron en el bote y prontamente la entregaron al equipo de la Armada que en ese momento procedía en el lugar. Otras víctimas también fueron ubicadas por pescadores, aparte de  mochilas, bolsos y otros enseres.
Cuando llegó del continente el grueso de la operación de rescate, se encontró con una situación de hecho: casi un centenar de embarcaciones peinaban el lugar, mientras que otros isleños a  pie y a caballo realizaban una búsqueda infructuosa por la orilla del mar.
Al  arribar los barcos, aviones, helicópteros, lanchas y botes livianos, aparte de la más sofisticada tecnología, ya los baqueanos del mar, los mismos que habían sufrido las viscisitudes del tsunami del año pasado, tenían efectuada una buena parte de la labor. Viejos marinos que han pasado muchas peripecias en su diaria lucha con el mar, se sentían dolidos por la desgracia. Pero como lo expresó a la prensa Marcelo Rossi, presidente de los pescadores, no dejaron de prestar su diaria colaboración.
Esta ayuda ha sido tan efectiva que la Armada ha  reconocido su relevancia y ha pedido a los aguerridos y prácticos pescadores  que sigan colaborando. Son ellos los que conocen la isla y los únicos  capaces de indicar los eventuales lugares donde podrían encontrarse más restos de víctimas. En eso se encuentran en este momento; la Armada, de su parte, les proporciona alguna ayuda en combustible e  incluso algunos equipos de buceo.
Estos baqueanos del mar,  serenos, generosos y solidarios, se han ganado un espacio importante en esta faena de búsqueda que va a cumplir siete días y en la que aún falta mucho para ubicar la totalidad de los pasajeros del trágico vuelo. Es reconfortante y esperanzador, en todo caso, ver en la lucha decidida contra la adversidad, como emergen una vez más  los mejores aspectos del alma de Chile. 

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