Aviación Chilena

Este blog pretende dar a conocer a ustedes los hechos más destacados de nuestra aviación pionera; recordando a aquellos antiguos aviadores que ganándole un espacio al destino, lograban elevarse por los cielos de la Patria.

domingo, 2 de mayo de 2010

BATUCO. "Donde volaban los valientes"



Por: Héctor Alarcón Carrasco


Cuando la “Sociedad Nacional de Aviación”, una empresa particular formada por aficionados al nuevo arte de desplazarse por el aire, necesitó un lugar para realizar su primer ensayo de vuelo, don José Filomeno Cifuentes, conocido hacendado y propietario del Fundo Batuco, no dudó en facilitar un retazo de terreno de su fundo, en forma de triángulo, que quedaba al norponiente de la estación de los ferrocarriles.
Sus medidas eran de unos tres kilómetros de largo por uno de ancho; más que suficiente para que los aeroplanos de esa época pudieran efectuar sus volaciones. La pista reunía algunas cualidades especiales que la hacían muy atractiva. Casi no había árboles, era un terreno muy parejo y tenía una característica que se mantiene hasta el día de hoy: no crecen espinos en el perímetro, pero sí en los alrededores, lo que como se ha dicho, la convertía en el terreno ideal para la práctica del sport de la aviación.
Los primeros en volar en estos terrenos fueron el alemán Eduardo Stockel, quien era conocido anteriormente por hacer el looping the loop en bicicleta, como parte de una atracción circense, y para cuyo número utilizaba el sugestivo nombre de “Mephisto”. El otro que voló ese día memorable para las tierras batucanas fue el español Arturo Ruiz, traspunte de teatro con algunos conocimientos aviación. Este hecho de gran significación acontecía un 14 de marzo de un ya lejano 1911.
Desde esa fecha los pioneros chilenos comienzan a volar en Batuco, aquí instalan su  campo experimental y realizan vuelos,  especialmente antes de sus exhibiciones en la capital.
Los hermanos Félix y César Copetta construyeron y probaron en esta pista el primer avión construido en Chile, conocido como “El Burrito”, el que piloteado por Eduardo Molina Lavín realizó vuelos a una altura de 60 metros durante 10 minutos. Todo un acontecimiento para la primera etapa de la aviación civil chilena.
Desde aquí salió el aviador Clodomiro Figueroa Ponce el 18 de febrero de 1913, tras los mandos de su glorioso aeroplano “Caupolicán”  un Bleriot de 50 HP, en el primer raid realizado en Chile: Batuco-Santiago. Por primera vez un piloto nacional volaba por los campos. El raid de unos 30 minutos permitió que Figueroa se sintiera confiado de su máquina, comprendiendo que en ella podría realizar vuelos de mayor distancia.
Fue así como el 25 de marzo de 1913, hace exactamente 97 años, desde la pampa batucana emprendió el vuelo para realizar el raid de mayor distancia realizado en el país: Batuco-Valparaíso-Santiago, el que cumplió sin escalas en vuelo de tres horas y quince minutos, recorriendo una distancia de 300 kilómetros. Al despegar de Batuco, la hermosa Carolina, hija de don Jose Filomeno, colocó en el ojal de la blusa del piloto un  hermoso ramillete de jazmines, flor que más adelante adoptó el piloto para lucir cada vez que tenía un vuelo importante.
Fue aquí en Batuco donde Figueroa, más conocido como “Don Cloro”, preparó su Bleriot “Valparaíso” de 80 HP, que recientemente le habían regalado los porteños, para realizar el raid Batuco-Santiago-Los Andes, con el fin de iniciar desde esta ciudad el primer intento de cruzar la cordillera en un más pesado que el aire.
A las ocho de la mañana del 14 de diciembre de 1913, “Don Cloro” iniciaba su raid tomando rumbo a Santiago, sobrevolando la ciudad y dirigiéndose luego a Los Andes donde llegó una hora más tarde. Aquí durante una semana realizó  tres intentos, sin lograr su objetivo, debido a la poca potencia del avión.

El Aero Club de Chile

El 3 de junio de 1913 se había creado el Aero Club de Chile, el que rápidamente consiguió su personalidad jurídica y recibió como Aeródromo la pista que ya se usaba en Batuco, vendida con muchas facilidades  por don José Filomeno Cifuentes.
Muy pronto el Aero Club Construyó un pequeño hangar y algunas ramadas para proteger del sol a los espectadores que acudían de Santiago a ver las volaciones, movilizándose generalmente en tren, el que los dejaba a una cuadra del lugar.
Este Aeródromo tuvo la característica de servir de campo de prueba y entrenamiento a la aviación civil pionera. Por aquí pasaron Luis Acevedo, Molina Lavín, Don Cloro, los hermanos Copetta, Omar Page y todo aquel que algo tuvo que ver con la aviación entre 1911 y 1920.
Los hermanos Copetta, mecánicos y constructores de aviones por afición, construyeron un avión de muy buen desempeño conocido como “Batuco”, cuyo nombre lucía orgulloso a los costados del fuselaje.
Este avión era volado por Omar Page nuestro primer piloto de acrobacias, quien el 27 de febrero de 1914 realizó en él, el primer vuelo nocturno sobre Santiago.
Por su gran resistencia, Page hizo maravillas con este avión, realizando numerosas exhibiciones tanto sobre la pista batucana, como sobre la capital.
El Aeródromo tuvo sus días de gloria hasta principios de los años 20, perdiendo su calidad de tal cuando decayó el Aero Club, por lo que “Don Cloro” y los hermanos Copetta  se ubicaron con sus máquinas voladoras al amparo de la aviación militar que ya se había afincado totalmente en el campo de Lo Espejo.
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