Aviación Chilena

Este blog pretende dar a conocer a ustedes los hechos más destacados de nuestra aviación pionera; recordando a aquellos antiguos aviadores que ganándole un espacio al destino, lograban elevarse por los cielos de la Patria.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Aviación en Robinson Crusoe

Reynaldo Green Rojas fue
representante de Transa, Taxpa
y Robinson Crusoe



El Mítico Grupo Villagra durante la
construcción de la primera pista
  


Agencia  de la Línea "Robinson Crusoe"
en calle la Pólvora













Por: Héctor Alarcón Carrasco

Son las nueve de la mañana de un cálido día de enero de 1994 y un cielo totalmente despejado nos augura un día perfecto para volar.
Aviónde Taxpa aterrizando en Robinson
El movimiento de aviones, al menos, así lo indica. Desde la pista de Los Cerrillos, donde nos encontramos, despegan varios monomotores, señal inequívoca de que el día será movido en el aeródromo. La sala de embarque también demuestra cierto movimiento de pasajeros que llegan a embarcarse en las  líneas de taxis aéreos que salen a distintas partes del país. En pocos momentos los mesones, normalmente desocupados, cobran una actividad que no les es muy común.
Nos acercamos al  mesón de despacho de la línea “Robinson Crusoe”, donde la diligente señora Mary, esposa del dueño y  piloto de la línea Santiago Figueroa, nos recibe con la cordialidad que le es característica, nos indica que nuestro vuelo está ratificado y el avión llegará en pocos minutos.
          Es nuestro primer vuelo a Robinson y realmente disfrutamos cada momento antes de iniciar el viaje de poco menos de 700 kilometros que nos adentrará en el Océano Pacífico y nos colocará en una isla tan diferente a la grandiosa Rapa Nui, pero tan llena de misterios y leyendas fabulosas, que nos dejará encantados con su visita. 
A los pocos minutos nuestra aeronave un “Nomad” color verde azulado, se estaciona frente a la entrada principal y somos invitados a abordar. Un matrimonio argentino y un niño somos los pasajeros que acompañaremos a don Santiago y su hijo en este viaje, para ellos de rutina, pero para nosotros lleno de expectación y animosidad. Una gran cantidad de bultos nos hará compañía. El piloto da las últimas instrucciones; el avión es autorizado para despegar y Los Cerrillos comienza a perderse de vista, el avión enfila rumbo al Pacífico y ya estamos en la ruta, el mar, bastante cercano, nos recibe con los vaivenes del oleaje que distinguímos sólo por la espuma que se genera en la cresta de sus olas.

Este era el ambiente que reinaba en el hoy desaparecido Aeropuerto Los Cerrillos, en un dia cualquiera de embarque hacia la Isla Robinson Crusoe, a mediados de los años 90.
Hoy no existe el aeropuerto y la línea aérea “Robinson Crusoe” es parte de la historia, que a continuación podrán encontrar en estas páginas. Los invito a disfrutarlas.


ISLA DE HISTORIA Y LEYENDA

            La isla  Robinson Crusoe –ex-Más a Tierra-, pertenece al Archipiélago de Juan Fernández, posesión chilena ubicada a 667 kilómetros del continente. Es la única isla del Archipiélago con población permanente, la que alcanza a casi los mil habitantes.
          Tradicionalmente, el único medio de llegar a esta isla fue durante siglos la navegación marítima. Deshabitada por años, sirvió de guarida y refugio a piratas, filibusteros y corsarios quienes imprimieron su singular sello a este peñon enclavado en medio del Océano Pacífico.
          Impregnada de historia y leyenda, la isla cobijó durante su solitario destierro al marino inglés Alexander Selkirk, el que vivió solitario más de cuatro años, dando origen posteriormente a “Robinson Crusoe”, la novela de Daniel De Foe que llegaría a ser cumbre en la literatura inglesa.
          Con los años la isla se convirtió en lugar de destierro para los patriotas de la Independencia chilena, luego en penal y a fines del siglo XIX fue entregada al  Barón Alfredo de Rodt, quien mediante un plan de colonización puebla el antiguo asentamiento de San Juan Bautista ubicado frente a Bahía Cumberland.
          Con una extensión de 93 kmts. cuadrados y siete kmts. en su parte más ancha, sus costas se hallan cortadas a pique por numerosos acantilados que sobrepasan fácilmente los doscientos metros.
          Esta geografía sumamente difícil, es una de las limitantes para poder recorrerla, ya que solamente existen senderos y un camino inconcluso entre el lugar denominado La Punta y el pueblo,  con una extensión de 15 kmts. el que más adelante,  ya convertido en sendero, atraviesa por el “Mirador de Selkirk”, a unos 500 metros de altura.
          Si bien es cierto que los vuelos a Robinson se iniciaron a mediados de los años 40, ello no debe llevarnos a la idea de que antes no se hubieran planificado siquiera.
          Durante los años veinte, la aviación mundial comienza a despegar, gracias al generoso impulso que le proporcionó la Primera Guerra Mundial.
          Ya no era el avión con su solitario piloto el que surcaba los aires. Los bombarderos de la guerra, terminada su labor, se aprestaban a cumplir un nuevo y meritorio servicio: el de crear una aviación comercial que fuera eficiente, rápida y segura.
                    En ello colaboraban una pléyade de pilotos, constructores, ingenieros y mecánicos. Pero esto no era suficiente. Faltaba crear las rutas aéreas, los aeropuertos y el abastecimiento de combustible, solo por nombrar lo netamente prioritario.
          Si bien es cierto la guerra permitió la construcción de aviones de mayor capacidad de carga, fueron las grandes potencias las que más se favorecieron con esta situación.
          En países como Chile, aislados por la gran cordillera andina, la aviación tradicionalmente usuaria de material francés, se vio seriamente aletargada por el conflicto mundial.
          Terminada la guerra, tanto aviadores civiles como militares volcaron sus conocimientos y su sed de aventuras en la realización de grandes viajes, que permitieron  abrir algunas rutas que sólo un par de años antes se consideraban imposibles de realizar.
          Fue el lusitano Sarmento de Beires, quien en 1924, pilotando su avión «Patria», voló desde Lisboa hasta los dominios portugueses de Macao, situados en la costa del sur de China. Vuelo que le fue premiado con el grado de Coronel por parte de Portugal, situación que le permitió concebir nuevos y ambiciosos planes. Se proponía seguir los pasos de Magallanes y dar la vuelta alrededor de la tierra, cruzando la desconocida ruta aérea del Pacífico Sur, en un recorrido de mas de 43.000 kmts, que pensaba efectuar en nueve días, con escalas,  para cuyo trayecto consideró 25 horas de vuelo.
          Durante este viaje la etapa trasoceánica mas larga sería la que debería hacer «para ir de la Isla de Robinson, Juan Fernández, a la Isla de Pascua, en el Pacífico Sur».
          Para este vuelo había elegido como acompañantes nada menos que al teniente José Cabral, como navegante al Capitán Jorge del Castillo y como mecánico al Alférez Manuel Gouveia.
          Es ésta, tal vez la primera ocasión en que la Isla  Robinson Crusoe, es mencionada para servir de escala en un vuelo, el que además tendría resonancia mundial.
          Si bien es cierto el vuelo se realizó, pero sólo en la etapa Portugal‑Brasil, hundiéndose luego el avión cerca de la desembocadura del Amazonas y cuando ya se había renunciado a efectuar la etapa del Pacífico.
          El avión llamado «Argos», era un Dornier Wal, gemelo del «Plus Ultra», con el que Ramón Franco voló desde Palos al Plata en 1926, vuelo que por sus características causo impacto mundial.
          El segundo intento por llegar a Juan Fernández, lo relata el Coronel Ramón Vergara Montero en su libro «Por Rutas extraviadas», quien al evocar las actividades realizadas como Subsecretario de Aviación en 1931, expresa que ese año se ordenó la reparación de los botes voladores Dornier Wal (similares al «Argos» y el «Plus Ultra»), con el objeto de efectuar  un raid a las islas Juan Fernández.
          Como la empresa presentaba dificultades por el estado del material, una vez preparado éste se efectuó, a modo de prueba, el raid  Quintero-Pto. Montt‑Quintero.
          La Escuadrilla al mando del Comandante de la Base Capitán de Bandada Horacio Olivares, llevó como oficial de navegación al profesor del ramo de la Escuela de Aviación, Teniente Agustín Riveros.
          El raid se realizó sin contratiempos, presentando el mérito de haber sido el primero en que los aviones fueron guiados por radiogonometría, mediante estaciones instaladas a lo largo de la ruta por el Capitán Gustavo Pinto, pionero de la comunicaciones aeronáuticas de nuestro país.
Aunque del vuelo a Juan Fernández nunca más se supo, es evidente que no existió una verdadera seguridad en abrir una ruta de 667 kilómetros, sin escalas, todo ello derivado de la fatiga del material aéreo, que habiendo pertenecido al antiguo Servicio de Aviación Naval, evidentemente no estaba en sus mejores condiciones, ya que de haber sido así, es evidente que sus 600 millas de autonomía le habrían permitido realizar el vuelo a Juan Fernández, sin restricciones.  
          El año 1932, el Club Aéreo de Chile (hoy, de Santiago), recibió la petición de su similar italiano de un juego de cartas de la costa chilena. En tanto la Embajada de ese país solicitaba a la Sección Meteorológica de la Dirección de Aeronáutica de Chile, un completo estudio de la meteorología y aerología del Pacífico Austral para un posible vuelo que, partiendo de Valparaíso seguiría la ruta Pascua, Tahiti, Fidji y Samoa hasta Australia, estudio que estuvo a cargo del meteorólogo Julio Bustos Navarrete.
          Entre las numerosas conclusiones a que llegó Bustos, que ya había hechos los estudios de la ruta a Magallanes y a la Isla Juan Fernández, destaca la recomendación de realizar el vuelo en primavera, debido a la circulación de los vientos bajo los ocho mil pies de altura.
          Al igual que los vuelos anteriores a éste, no se realizó y quedó archivado como otro de tantos proyectos por falta de fondos, debido a los vaivenes políticos de los Estados o simplementes por la inmensa distancia entre el continente y Pascua (3700 kmts.), aunque se planificara una escala en Juan Fernández.
‑‑‑ o0o ‑‑‑

          Como se ha dicho anteriormente, sólo bergantines, goletas, buques de guerra y yates de aventureros, fueron hasta el año 1944 el único medio de transporte entre la isla y el continente.
          En los inicios de esa década, la fuerza Aérea de Chile había recibido  una partida de botes voladores PBY‑4; PBY‑5 anfibios PBY‑5A; PBY‑6; y OA‑10 Catalinas de observación, los cuales por su gran autonomía de vuelo son destinados a patrullajes costeros entre Quintero ‑su base‑ y el puerto militar de Talcahuano.
           A  la fecha no existen registros sobre los primeros vuelos a la principal isla del Archipiélago, pero de los antecedentes reunidos se puede expresar que el primero fue  realizado por el propio comandante del grupo Nº 2 Cdte.de Escuadrilla Jorge Gana Eastmann en uno de los tres botes voladores con que contaba su unidad y más seguramente en el Nº 402, en el verano de 1944.
El comandante Parrague, a quien se atribuye el primer sobrevuelo, recién se incorporo a la Base Aérea de Quintero el año 1945.
Con el correr de los años, los aviones Grumman de la Fuerza Aérea de Chile, se preocupan de mantener un verdadero puente aéreo de emergencia con la isla, siendo numerosos los enfermos que motivaron viajes extraordinarios desde la antigua Base de Quintero.
Una de estas misiones fue cumplida en un Grumman del Grupo N° 2 por el Teniente José Núñez Rosseau,  quien al avistar la isla se percató que ésta era azotada por un temporal, situación que le impedía amarizar en bahía  Cumberland. Estando sobre la isla y enfrentando un serio peligro, optó por amarizar al costado sur, frente a inmensos acantilados que perfilan el Valle Villagra, donde no existe  lugar alguno para fondear, por lo cual el Teniente Núñez debió mantenerse atento a los mandos durante más de dos horas, mientras una lancha enfilaba por Punta Hueso de Ballena y con un mar picado logró finalmente entregar la enferma a la tripulación del Grumman, que raudo cruzó los cielos en un intento feliz de prolongar la existencia de una parturienta, dando asi a la isla el fruto de una nueva vida.
         
TRANSA ABRE  LA RUTA COMERCIAL

          Entre los años 1957 y 1958, la empresa comercial “Transa”, de propiedad de Fernando Ovalle, realizó los primeros intentos por abrir la ruta comercial con el hidroavión “Catalina” matrícula CC‑CNF, el  que era piloteado por Mario Contreras Fischer, quien había sido oficial de la Fuerza Aérea y piloto de Lan durante cuatro años. Desde 1949 a 1954 fue piloto de Lyon Air,siendo uno de los organizadores de Transa, donde desempeñaba el cargo de Vicepresidente.
Esta empresa desplegó una activa propaganda comercial en las revistas Ercilla, Zig-Zag y diarios de la época, para incentivar el turismo a la isla.
El ambicioso plan propiciado por Transa, en el que además participaban el escritor Enrique Bunster, Alejandro Méndez, Jorge Costabal y el isleño Reinaldo Green, pretendía transformar completamente la isla y convertirla en una verdadera aldea polinésica, con el fin de fomentar el turismo en gran escala, proyecto en el que Transa cifró sus esperanzas para prolongar sus vuelos en la ruta Valparaíso‑Juan   Fernández‑Valparaíso. 
En los pocos viajes que hizo el Catalina a la isla, tuvo serios problemas, por no tener un fondeadero seguro que diera protección a la máquina aérea.  
Cierto día en que la tripulación se había quedado a pernoctar en la isla, un fuerte viento cortó las amarras de la boya en que había quedado anclado, llevándose el avión hacia alta mar. Como ésto aconteció alrededor de las dos o tres de la mañana, una decena de botes concurrió  al llamado de alerta y con mucho esfuerzo lograron llevar el avión hasta la bahía.
La posibilidad cierta de que el avión sufriera alguna avería, la falta de turistas y los altos costos de mantención del avión, fueron la excusa válida para que Transa se retirara definitivaente de la ruta.
          Con motivo del Año Geofísico Internacional, en el marco de un encuentro de radioaficionados que propiciaba un acercamiento de la  isla con el mundo,  en tres aviones Grumman SA 16B, de la Base Aérea de Quintero, se trasladó a Juan Fernández una completa Radioestación, la cual se mantuvo operativa durante 48 horas comunicándose con sus similares de todo el mundo.
También ese año el conocido piloto alemán Federico Fuehrer, en un anfibio Grumman realiza vuelos esporádicos a Cumberland. Fueherer era un antiguo piloto de la Deutsche Lufthansa, quien había participado en los inicios de los vuelos de sa empresa a Santiago. Terminada la Segunda Guerra Mundial, decidió emigrar a Chile, estableciéndose en Puerto Montt, donde se asoció con Walther Roth Minte, para crear el  24 de julio de 1952, una empresa de transportes aéreos, la que realizaba vuelos entre Puerto Montt y Chile Chico, utilizando para ello  el anfibio Grumann G-21 A “Goose”” matrícula CC-CDO C/N 0122.
Participò  en el puente aéreo que se estableció para ayudar a las víctimas de los sismos de mayo de 1960 en Valdivia. Según recordaban años más tarde los isleños, era el único que amarizaba volando desde las faldas del Yunque en un vuelo rasante hasta Cumberland, sin que nunca sufriera ningún accidente.
Este activo piloto desapareció en el Lago O’Higgins el 22 de enero de 1962, al chocar su avión con unos maderos sumergidos.
 
ASPAR
Roberto Parrague que voló muchas veces a la isla con los Grumman  y Catalinas de la Fach, vuelve en 1960 a Juan Fernández, pero ya en un Catalina de su propiedad y como dueño y piloto de su su propia Línea: “ASPAR” – Aeroservicios Parragué S. A.‑, vuelos que se prolongaron hasta el año 1967, en que ya no pudo conseguir que le renovaran  el seguro del avión en esa ruta.
Entre sus vuelos destacó el transporte de los primeros buzos que exploraron el buque alemán Dresden, capitaneados por el chileno Francisco Ayarza, cuya estructura se halla frente  a Punta San Carlos a unos 60 metros de profundidad.
Parragué, al igual que los otros aviones que habían volado la ruta, se encontró con el problema de la falta de seguridad para el avión, por lo que muchas veces los anfibios, se vieron obligados a regresar a Quintero, Rodelillo o Los Cerrillos, sin haber cumplido su cometido de amarizar, debido al fuerte oleaje.
         
DIRECCION GENERAL DE AERONAUTICA CIVIL

          En 1960, la Dirección Meteorológica de Chile, perteneciente a la Dirección General de Aeronáutica Civil, instala una pequeña radioestación para captar los estados del tiempo que luego incluyeron actividades como  radiosondajes de altura, que permitían registrar  datos de temperatura, altitud, presión, humedad, fuerza y dirección de los vientos, por lo menos hasta los 10 kmts.
          Actualmente la estación de la Dirección General de Aeronáutica Civil  presta valiosos servicios a  todo el tráfico aéreo de las líneas habituales y vuelos esporádicos que realizan taxis aéreos desde el continente. Sin embargo, la falta de agua ha impedido mantener oficinas permanentes en el mismo aeródromo,  ya que el sector en que se ubica ésta es el más inhospito y deshabitado de la isla, siendo su único medio de comunicación con el pueblo los botes o lanchas que llegan a Bahía del Padre vía marítima. Por tal razón las instalaciones de la DGAC se ubican inmediatas al antiguo fuerte que defendía el poblado.


Pista de Aterrizaje
         
Desde que los Grumman empezaron a llegar a la isla, comenzó a surgir la inquietud por tener una pista de aterrizaje. El Ministerio de Obras Públicas llegó a enviar un ingeniero cuya conclusión fue rotundamente negativa. El informe más optimista, evacuado por la Dirección de Aeronáutica Civil data del año 1957, en el que se establecía que sólo se podría construir un campo de aterrizaje en el lugar denominado El Puente, muy próximo al tereno que ocupa actualmente la pista; pero que el costo y las dificultades materiales hacían esta empresa completamente imposible, por encontrarse el lugar elegido  a gran distancia de  Bahía Cumberland.
Allá por el año 1957, el empresario y piloto Carlos Griffin creaba la línea aérea “Taxpa”, con aviones bimotores, desarrollando la especialidad de taxi aéreo en aquellos lugares que no fueran comercialmente productivos para otras aerolíneas más desarrolladas.
Esta situación hacia atractiva la isla de Robinson Crusoe para los fines que perseguía la empresa. Sin embargo, para hacer rentable los vuelos y no tener que exponer un avión anfibio en la desabrigada Cumberland, era necesario utilizar aviones normales, pero éstos simplemente no tenían donde aterrizar.
A principios de 1965, Eduardo Martínez, Jefe de Tráfico aéreo de TAXPA, viaja a Isla de Pascua, recalando en Robinson Crusoe, lugar donde tuvo oportunidad de hacer algunos estudios muy preliminares para ubicar un lugar que sirviera como pista de aterrizaje, determinando que en una planicie  al costado de  Bahía del Padre y cerca del Puente, en la Punta Oeste de la isla, era posible, aunque muy difícil, la construcción de un campo aéreo.
En junio de 1965, Taxpa dio los primeros pasos prescindiendo de ayudas oficiales. Se envió un avión de la compañía, piloteado por el comandante Germán Acevedo Salas y acompañado de Griffin y Garcerán Monje ex‑oficial de Carabineros, quien se desempeñaba como piloto fumigador, sobrevolaron la isla, tomando fotos de todos los posibles lugares para construir la pista. Luego de un minucioso estudio se concluyó que el único lugar apto era la planicie de la Punta, tal como lo había informado Martínez.
La empresa solicitó al Gobierno dos concesiones de terreno en la isla. Una incluiría el espacio en que actualmente se encuentra la pista, llegando hasta  en el lugar denominado Bahía del Padre y la otra sería una superficie en la caleta El Pangal, donde luego se construyó una hostería. Los trabajos e inversiones se iniciaron antes de oficializar las concesiones, en cuyo finiquito trabajó activamente el entonces Ministro de Agricultura Hugo Trivelli, quien en vista de los informes negativos de la D.G.A.C., concedió en la Punta un terreno de 1000 mts. de largo por 20 de ancho “para crianza de ganado”; no obstante tener claro el uso que le daría Griffin.
La construcción de la pista sería otra de las epopeyas que se han vivido en la isla desde su descubrimiento. Conocedores los isleños de las intenciones de Taxpa, pensaron escepticos que se trataba de una empresa irrealizable, pero ellos querían surgir y así fue como quince pescadores ilusionados por esta idea que podría traerles un mayor bienestar, en una tarde de conversación mientras se hallaban en el Valle de Villagra, crearon un grupo que se dedicaría a trabajar por el progreso de la isla y al cual denominaron “Grupo Villagra”, por el lugar en que se encontraban. Los quince aceptaron obedecer al capataz durante las labores que realizarían. Su primera obra fue una cabañita en el mismo valle. Posteriormente construyeron un camino desde Cumberland hasta el Mirador de Selkirk.
El grupo estaba integrado por los siguientes pescadores: Presidente Juan Recabarren Celedón; Vicepresidente Daniel Paredes; Secretario Juan González; Tesorero Nelson Schiller; capataz Dagoberto Paredes; los demás eran Nicolás y Ernesto Paredes; Nelson, Armando, Julio, Rafael y Exequiel Recabarren; Antonio y Güito González .
Cuando Eduardo Martínez trataba de juntar gente para los trabajos en la Punta, sólo el Grupo Villagra se contrató y con salarios bajos, por cuanto durante la época en veda en la isla no hay actividad económicamente productiva. Lo que el grupo Villagra cobró no fue destinado al reparto sino a la adquisición de materiales para los trabajos del grupo. Aparte de los salarios la línea aérea les proporcionó los elementos para acampar y los víveres. Estos no eran fáciles ni económicos de conseguir, pero a pesar de las dificultades, el 15 de agosto  de 1966 los botes llevaron hasta  bahía del Padre los primeros elementos para iniciar faenas. Se habían destinado “a juego perdido” 40.000 escudos para el aeropuerto de Juan Fernández y Eduardo Martínez con los “Villagra” estaban dispuestos a colocar todo su esfuerzo personal para dar fin a la obra.
Era una tarea de titanes.  Quince hombres frente a un acantilado de sesenta metros de altura. Los primeros subieron a punta de picota y cordeles, luego izaron todo el equipo. Todo, incluso el agua debió traerse desde Cumberland. Cinco obreros debieron distraerse permanentemente en abastecer al resto de  sus compañeros; ellos fueron poco a poco construyendo una huella   que zigzaguea el acantilado entre la cancha y el mar.
El Capataz Dagoberto Paredes (“El Dago”) estableció el horario de trabajo: Diana a las 7 A.M.; “Choca” y aseo hasta las 8. A esta hora se iniciaban las faenas hasta las 10:30, hora en que se interrumpían por 15 minutos  para “el sagrado” (uno de los tres cigarrillos que “El Dago” permitía a sus hombres fumar en el día). Si querían  más, podían hacerlo sobre la marcha del trabajo. A las 12:30, almuerzo con un pequeño descanso para el segundo “sagrado”. A las 13,30  nuevamente al trabajo, que se interrumpía a las 15,30 para el “tercer sagrado”, y de ahí hasta la puesta de sol.
En las noches, cerca de las fogatas, comiendo, fumando, estos hombres se unían fuertemente a una empresa descabellada, le dieron espíritu a la pequeña pista de la isla de Juan Fernández.
El 9 de septiembre en la mañana se desató un temporal de fuerza mayor. El pequeño campamento fue roto y barrido por el viento. Se perdió más del 70% de los materiales y en muchas partes lo que se había construido con tanto esfuerzo fue borrado en un minuto. Los hombres a la intemperie, aislados por la braveza del mar debieron regresar a Cumberland a pie. Cruzaron la parte erosionada y los bosques de la isla con el fango hasta la rodilla. Treparon acantilados escarpados que por la lluvia estaban muy resbaladizos. Caminaron contra el viento, caían y volvían a pararse. Eduardo Martínez fue amarrado a una cuerda entre el “Nico” y el “Dago” que lo sujetaron en varias oportunidades que resbaló al mar. Después de varias horas llegaron a Cumberland, mojados sucios y con la moral por el suelo. Martinez diría más tarde que en ese momento habría abandonado la empresa, pero los hombres que diariamente concurrían al pueblo a buscar víveres habían contagiado al resto de la población con su entusiasmo y deseo de un aeródromo que sirviera sus necesidades.
Cuando el tiempo amainó, el Grupo Villagra regresó a La Punta, pero ya no eran 15, sino un grupo muchísimo mayor en el que se contaban hombres, mujeres y niños. Se formaron otros grupos como el Dresden y el trabajo avanzó rápidamente a fuerza de pala, chuzo y carretilla de mano se abrió un boquete de 3 a 5 metros de profundidad y 20 de ancho a través de una colina. Continuando los trabajos con el mismo ímpetu hasta el 18 de septiembre, fecha en la cual los hombres después de celebrar las festividades patrias debían prepararse para reiniciar sus faenas de pesca. Pero no abandonaron completamente el trabajo del aeródromo. Cada bote se movía con tres tripulantes y la mayoría cedió uno. Taxpa debió aumentar los salarios y los fondos destinados inicialmente a esta empresa; pero con la certeza de que ya no se trataba de capitales a pérdida.
El 31 de octubre de 1966, un avión Piper‑Azteca, piloteado por el comandante Germán Acevedo  y conduciendo a su bordo a Carlos Griffin y Jorge Rocuant, Jefe de Mantenimiento de la compañía, luego de dos intentos fallidos,  aterrizaba por primera vez en el aeródromo de la isla Robinson Crusoe.
Eduardo Martínez, quien había dirigido la obra como un isleño más, viviendo en carpa durante seis meses y trabajando de sol a sol, observó el aterrizaje junto a sus hombres, con la satisfacción de haber cumplido con creces su deber.  Para él llegaba el momento de abandonar la isla. La misión en su obra gruesa ya estaba cumplida.
Desde esta fecha los trabajos de adelanto y mejoras, desagües y reparaciones quedaron a cargo del Sargento 1° de Carabineros Osvaldo Bejares, quien además era piloto civil. La tarea aun cuando no tan difícil como al principio, no fue en ningún caso fácil. Dos temporales obligaron a reendurecer algunos pedazos y a  corregir las líneas de desagüe. La mayor dificultad consistió en esa época en conseguir hombres para los trabajos, porque la faena de pesca absorbía toda la mano de obra.
Nicolas Paredes apodado “El Nico” o “El Diputado”, por su afición a hacer discursos, fue designado por Taxpa para encargarse de las comunicaciones, recibir y estacionar el avión. Una hora antes de su llegada revisaba la pista para verificar que no hubiera ovejas muertas o cuevas de conejos, además le correspondía  encargarse del anclaje, carga y descarga del avión.
Como hecho anecdótico debe consignarse que cuando el Presidente Eduardo Frei Montalva visitó la isla en un Grumman de la FACH, en enero de 1966,  encontró que a su recepción asistían muy pocos pobladores, con una notoria ausencia de elemento femenino y de niños. Al preguntar a que se debía esto, el Presidente del Sindicato de Pescadores le expresó que la gente se encontraba en la Punta trabajando en la cancha de aterrizaje. Frei se manifestó muy complacido y declaró que este era el espíritu con el cual se construían países. Además felicitó al General del Aire Máximo Errázuriz, por la buena manifestación aérea de nuestro pueblo.
La verdad es que los isleños estaban representando  magistralmente a muchos chilenos, que como ellos, esforzadamente han construido  pistas de aterrizaje en el sur de nuestro país con el objeto de que los aviones  pudieran llegar hasta los más recónditos lugares de nuestra loca geografía.  
La pista con una altura de 120 metros sobre el nivel del mar y orientada a los 335° magnéticos, fue ampliada con el tiempo a 780 por 20 metros, teniendo un desnivel normal en los 500 metros correspondientes al extremo sur, y una gradiente estimada en 3 a 4% en la extensión restante hacia el norte. Este declive excesivo ayuda a frenar los aviones que aterrizan contra dicha pendiente y a su vez contribuye a obtener una mayor aceleración de los aviones que despegan desde la parte alta de la pista en sentido sur.
El campo aéreo fue equipado con un radiofaro, ubicado en la losa construida por la firma Taxpa, que transmitía en 1.720 kcs. Se colocaba en funcionamiento sólo cuando uno de  sus aviones volaba a la isla, prestando servicios desde una distancia de 100 a 150 millas náuticas.
Taxpa, que a fines de los años 60 cambiara su razón social por “LASA” –Línea de Aeroservicios S. A.‑ ha seguido prestando servicios en forma casi ininterrumpida a la isla, con pilotos de gran experiencia, muchos de ellos ex comandantes de aeronave de Lan‑Chile.
Esta línea aérea, la más antigua que vuela esta  ruta, ya no tiene a su cargo la pista. Al no renovárse el contrato que mantenía con el Estado, la operación y mantenimiento fueron entregadas a la Dirección General de Aeronáutica Civil.

Dos accidentes Aéreos

Sin embargo el día viernes 6 de octubre de 1972, quedaría grabado para siempre en los anales de la historia de la isla. Ese  día, como de costumbre,  desde Valparaíso tomaba rumbo a Juan Fernández  el Aerocomander matrícula CC‑CEO  de la línea aérea Taxpa, piloteado por el millonario del aire, ex instructor de LAN GERMAN ACEVEDO SALAS,  pionero de la ruta, 52 años, a quien acompañaban como pasajeros el Jefe del Retén Robinson Crusoe Suboficial Victor Duque Martínez,  el Suboficial de la Armada y practicante de la isla Eulogio Rivera Zamora. Y las isleñas Varsovia Schiller de Recabrren, Carmen Camacho y doña Guillermina de Araya y sus hijas Mónica y Angela.
El último reporte del avión se efectuó a las 13:44 hrs., volando a 6 mil pies de altura y a 180 millas de la costa. Los seis minutos que mediaron entre ese instante y el último comunicado, fueron tensos, el piloto anunció que bajaba de 6 mil  a 3 mil pies y que tendría cuidado para evitar que el viento le hiciera una mala pasada y le colocara la hélice en bandera.  
Luego un sórdido silencio en la transmisión radial señaló a Jorge Rocuant, ejecutivo de Taxpa que mantuvo el último enlace con el avión, que éste estaba en una real emergencia.
Se inició una intensa búsqueda por cielo mar y tierra, la cual nunca tuvo resultados positivos. Antes de que las instituciones de rescate suspendieran sus labores, una nueva desgracia aérea conmovía a Chile y el mundo. Un avión de la Fuerza Aérea del Uruguay, que transpostaba a un grupo de deportistas de esa  nación se había extraviado en la Cordillera de Los Andes. Meses más tarde algunos de ellos serían encontrados con vida, situación que no aconteció con los ocupantes del  avión TAXPA.
El día 4 de junio de 1991, emprendió regreso al continente el Piper Navajo CC-CEP de LASA que había permanecido durante 15 días en la isla debido al mal tiempo. Transportaba a un equipo de la productora “CEARDI” de Televisión, transportando además carga variada. Luego de un cuarto de hora de vuelo, la falla de un motor obligó al piloto Mario Contreras a regresar a la isla, ya que el avión perdía altura rápidamente. Ante esta emergencia una puerta del avión, asientos, equipaje y carga fueron lanzados al mar, entretanto el avión alcanzaba a llegar cerca de Cumberland donde efectuó un amarizaje de emergencia. De inmediato se lanzó al agua el bote salvavidas del avión, en el que los ocupantes alcanzaron a navegar alrededor de cinco minutos, siendo rescatados luego por el bote  del isleño Rolando Recabarren Camacho. Entre los pasajeros viajaba Adrián Covarrubias Solar, el único de los pasajeros isleños que no desesistió de volar ese día.
                     
El Aeródromo

El  año 1982 el Presidente Augusto Pinochet realizó un viaje en un buque de la Armada a Robinson Crusoe, con el objeto de conocer la realidad isleña. Debido al mal tiempo, la comitiva presidencial debió abandonar la isla en un avión Twin Otter de la Fach.

Debido al mal estado de la pista y a la completa falta de instalaciones aéreas del Estado en el aeródromo, la Fach dispuso que el Coronel Roberto Araos Tapia, a la sazón Jefe de Navegación Aérea de la Dirección General de Aeronáutica Civil, evacuara un informe sobre las necesidades isleñas en todo lo referente a las instalaciones aeroportuarias, quien precisó que la rustica pista de aterrizaje que contaba con un pronunciado declive en uno de sus extremos, tenía una longitud de 800 metros por 20 de ancho, siendo la misma que fuera construida por el Grupo Villagra el año 1966.

          En esa épóca los servicios aéreos a la Isla eran realizados por la empresas particulares TAXPA (hoy LASA) y AEROVIAL, con aviones bimotores a hélice, con un tiempo de 2:20 horas de ida y 2:00 horas de regreso.

          El Coronel Araos ratificó en su informe que la ubicación de la pista se veía favorecida por el clima, más seco y etable, debido a su configuración geográfica.

          Precisó también que las operaciones que reazlizaba años atrás el Grupo de Aviación N° 2 de Quintero en Bahía Cumberland, fueron casi siempre de gran complejidad y riesgo, lo que obligaba a designar pilotos de gran experiencia para amarar en dicha bahía, pues sólo se podía despegar en un sentido, con viento a favor, e igualmente con fuertes vientos cruzados, desde la costa a mar adentro, ya que la configuración  del lugar, con altos cerros cercanos, que dominan la bahía, impedía realizarlo de otra forma.

          La menor frecuencia y cantidad de precipitaciones se verifica en noviembre, permaneciendo relativamente bajas desde octubre a febrero, siendo diciembre el mes menos nublado.

          Por ende, las condiciones meteorológicas mas favorables duran alrededor de seis meses, de octubre a marzo inclusive, encontrándose entre diciembre y marzo la temperatura mas agradable.

          El mayor problema del aeródromo es, sin duda, su ubicación, por lo que el Coronel Araos indagó sobre la conclusión del proyectado camino, que desde el Aeródromo llega a los faldeos del Mirador de Selkirk, donde convertido en huella atraviesa el Mirador y se desliza serpenteando hacia el poblado de San Juan Bautista.
          Para el Ministerio de Obras Públicas, la conclusión del citado camino era, en esos años, algo irrealizable por varias razones que iban desde la estabilización del terreno  al elevado presupuesto.
          Determinó el informe que el Aeródromo debía permanecer en el mismo lugar, por ser el único que presenta superficies más o menos planas y posee áreas de aproximación seguras para las operaciones aéreas.
          Extender la pista a las mil cien metros se hacía necesario para el aterrizaje de aviones de mayor capacidad, de acuerdo a la resistencia que se le diera a la carpeta de rodado. En cuanto a aviones de reacción, sólo podrían aterrizar aquellos que siendo livianos, sus performances les permitieran operar en una pista con  las limitaciones propias de la Isla.
            Se consignó también el mal estado del camino entre el Aeródromo y Bahía del Padre, tradicional lugar de embarque  de carga y pasajeros, que junto con el muelle necesitaban una pronta reparación.
          El duro aislamiento observado por el Coronel Araos, entre el Aeródromo y el pueblo, le incitó a  buscar algún medio que eliminara definitivamente el uso de botes y lanchas para el transporte de pasajeros  entre Bahía del Padre y Cumberland, hecho que lo llevó a realizar contactos con Andrés Bossoney,  representante de la fábrica francesa de teleféricos POMA, entidad que había instalado los teleféricos en el cerro San Cristobal de Santiago, con el fin de estudiar la posibilidad de realizar similares instalaciones entre el Aeródromo y el poblado, lo que de paso contribuiría a elevar el nivel turístico de la isla.
          Para tal fin viajó a la isla el ejecutivo de POMA José Pereda, quien luego de recorrer parte del camino, comprobó que éste se hallaba cortado en varias partes, debido a las precipitaciones pluviométricas, hecho que en parte le daba la razón al Ministerio de Obras Públicas, en cuanto al subido costo para concluirlo.
          Posteriormente la empresa teleférica evacuó un anteproyecto para la  instalación de un teleférico de dos carros con capacidad para diez personas cada uno, mas 30 torres, cuyo costo aproximado se elevaba a la no despreciable suma de un millón y medio de dólares. Naturalmente el proyecto no prosperó y los isleños aún no tienen camino y siguien desplazandose en lancha en Bahía del Padre y Cumberland.

El NUEVO AERÓDROMO


No obstante las buenas ideas y sugerencias del proyecto general, que incluía terminación del camino y renovación de la pista, los isleños  deberían esperar más de diez años para ver que parte de estos trabajos se hicieran realidad.
Es así como en 1997 se  destinaron los fondos necesarios para construir una pista de asfalto inmediatamente al lado de la anterior, para lo cual se contó con moderna maquinaria y personal de Vialidad de la Quinta Región, para la realización de los trabajos con la colaboración de la Dirección General de Aeronáutica Civil y la Dirección Nacional de Aeropuertos, para la parte técnica.
La pista fue oficialmente entregada por el General de Aviación Marcos Meirelles y el Director Nacional de Aeropuertos Edwin Weil, el 15 de abril de 1998.
La nueva obra consta de una primera etapa  de 860 metros de largo por 23 de ancho, con un proyecto de ampliación a los mil metros en el plazo de un año.
La pista fue impregnada con una carpeta de asfalto, las obras necesarias para la evacuación de las aguas lluvias y una plataforma de estacionamiento.
Una extensa placa fue colocada en el cabezal de estacionamiento cuando se terminaron los trabajos de reconstrucción  del acceso aérodromo – Bahía del Padre y la recuperación del camino Aeródromo –Villagra, en noviembre de 1998. Justo mérito para los trabajadores que debieron permanecer en la isla durante la realización  de los trabajos; un bofetón en el rostro para los integrantes del legendario Grupo Villagra, quienes en condiciones miserables, paupérrimas, a punta de pala y picota realizaron los trabajos de la pista que duró casi treinta años, trabajo que la empresa TAXPA efectuó sin ningún apoyo gubernamental.  

TRANSPORTES AEREOS “ROBINSON CRUSOE”


          Esta línea aérea tenía un carácter netamente familiar. Su propietario Santiago  Figueroa Navarrete, fue  oficial de la Fuerza Aérea de Chile entre los años 1956 y 1968.
          El año 1965 le corresponde volar por primera vez a Robinson Crusoe en un Grumman de la Base Aérea de Quintero, con el fin de trasladar tres enfermas al continente. Posteriormente, el año 1969 ingresa a TAXPA, donde vuela por algunos años en la ruta a la isla.
          En 1982 Figueroa se retira de TAXPA, creando su propia empresa, volando la ruta a Robinson con pasajeros y carga como su principal actividad.
          El Comandante Figueroa piloteaba personalmente sus aviones, actuando como copiloto su hijo Santiago, en una ruta que le fue familiar durante 30 años de vuelo a la isla, ostentando los records de 2.000 vuelos y más de 10.000 horas en esta misma actividad.
          Una gran parte de los turistas que llegaban a Robinson Crusoe eran transportados por esta empresa, que de acuerdo a la demanda de pasajes mantenía en la ruta dos y hasta tres aviones durante la  temporada alta –enero a marzo‑.   
          La empresa se inició con un Piper Navajo PA‑31  de 9 plazas, el que mantuvo operativo durante un año. Posteriormente desarrolló un plan de renovación  de material de vuelo a la isla. A fines de los años 90 contaba con un    Nomad N22‑B 14 Matrícula CC‑CBV de 14 plazas y un     Piper Navajo PA‑31  Matrícula CC‑CEZ de 6 Plazas.
Como dato estadístico, el año 2000 esta empresa transportó 544 pasajeros de ida a la isla y 512 de regreso a Santiago.
          Consciente del gran esfuerzo que significaba para los pasajeros, especialmente isleños que debían viajar al continente por enfermedad, el Comandante Figueroa   planificó una pista de emergencia que podría ubicarse entre el muelle y el faro de San Juan Bautista, único poblado de la isla. Asimismo, el gran sueño de los aviadores de llegar a la isla Alejandro Selkirk, ubicada 200 kilómetros al oeste de Robinson Crusoe, fue estudiado por este piloto quien estimó que una pista de aterrizaje podría construirse en las inmediaciones de bahía Toltén.
Sin embargo la construcción de una pista paralela al pueblo no fue autorizada por seguridad de los habitantes y estar muy cerca de lugares públicos como la escuela y el municipio. Hoy todo ese sector costero fue arrasado por el tsunami y es posible  que no se vuelva aconstruir en esa área.

SERVICIOS AEREOS EJECUTIVOS “SAE”

          La gran afluencia turística de los años 90, indudablemente provocado un pequeño despegue  en la implementación de lugares de  hospedaje y atención al turista, situación que motivó al isleño Leopoldo Charpentier, ex  representante de LASA en la isla, a unirse con el piloto Luis Bochetti, de la misma Línea y en sociedad crearon la línea aérea Servicios Aéreos Ejecutivos “SAE”, la que comenzó a operar oficialmente el día 22 de noviembre de 1994, fecha aniversario del descubrimiento de la isla.
          Luis Bochetti, era un antiguo piloto que ya en el año 1959 realizó su primer vuelo a Robinson en un Grumman de Taxpa. Posteriormente trabajó muchos años en la región de Aysén, zona que por lo inhóspito de su clima está considerada entre las más malas del mundo para volar.
          Esta empresa contaba con un avión  Cessna 401 Matrícula  CC‑CBX, el que volaba periódicamente a la isla. En uno de estos vuelos el martes 9 de mayo de 2000 el avión desapareció en viaje a Robinson, cuando  se hallaba a unas 40 millas de la costa, luego de haber partido desde Los Cerrillos. A los mandos iba el piloto Luis Bochetti y como copiloto su hijo del mismo nombre.
Volaban frente a Santo Domingo cuando emitieron una señal de auxilio. Luego se perdió su señal. No se hallaron restos que evidenciaran su pérdida en el mar.
Se habló mucho de la experiencia de Bochetti, de 72 años y de que podrían haber habilitado la balsa de salvamento, pero a pesar de una intensa búsqueda, no fueron encontrados sus restos ni el avión.

El UH-60 Black Hawk vuela a la isla
El 29 de marzo de 1999 el Helicóptero UH-60 Black Hawk, de dotación del Grupo de Aviación N°9 se traslado en vuelo hasta el Archipiélago de Juan Fernández, para participar en el marco de un operativo médico desarrollado por la Fuerza Aérea en Robinson Crusoe. Fue la primera vez en la historia que un helicóptero realizaba un vuelo tan arriesgado, su versatilidad se transformó en un vital apoyo a la operación, demostrando la capacidad de nuestra Fuerza Aérea para operar en diferentes escenarios.
El histórico vuelo de 360 millas náuticas hasta el Archipiélago de Juan Fernández se realizo en tres horas y 21 minutos, demostrando la capacidad de la Institución de operar con este tipo de aeronaves en cualquier escenario, acudiendo oportunamente en ayuda de la comunidad frente a un desastre o emergencia, sin importar lo alejado o aislado del lugar.
El helicóptero integraba un operativo médico en el que participaban  aviones DHC-6 Twin Otter, Casa C-212 y una delegación de 40 profesionales médicos, los cuales aterrizaron en el aeródromo, desde donde se trasladaron al poblado San Juan Bautista en el helicóptero en un vuelo de seis minutos. 

Es indudable que la llegada de la aviación al archipiélago, ha permitido fomentar el turismo y el comercio con ese aislado territorio insular. Muchas vidas se han salvado gracias a los aviadores, tanto civiles como militares. En el desarrollo de esta actividad se han involucrado muchos isleños, quienes han sabido apreciar las ventajas que ofrece un vuelo de pocas horas ante un viaje por mar, que generalmente demora más de un día.

BIBLIOGRAFIA:

Araos Tapia, Roberto “Aerodromo en Robinson Crusoe” en Rev. Inf. Aeronáutica, 1984
Castilla, Juan Carlos y otra “Islas Oceánicas Chilenas”, Ed. U. Católica de Chile,1988
Cuadrado Merino, Alfonso “El Archipiélago de Juan Fernández, Chile”, 1971
Elizalde Mac‑Clure, Rafael “La isla más famosa del mundo”, Rev. Zig‑Zag  22 feb 1958  
Fernández Donoso, Alberto «Presencia Europea en la Historia Aeronáutica de Chile» Serv.                                  Aerofotogramétrico de la Fuerza Aérea de Chile, 1999
Jessen Ahumada, Adirio «Ruta Aérea Astronómica Santiago‑Isla Juan Fernández del señor Carlos Muñoz  Ferrada»,  en revista Chile aéreo N° 140, marzo 1943.
Luer M. Germán  «Ala N° 2 Quintero», en Revista Fuerza Aérea N° 144,  1977
Brescia, Maura «Mares de Leyenda»,  1979
Robles, Raul “El trágico vuelo a Juan Fernández” en Rev. Vea N° 1737 de 12.10.72
Rosselot Mujica, Alfredo, “Las tres hermanas del Pacífico Sur”, Rev. Zig‑Zag, 190561 
Revista Ercilla “Juan Fernández, la isla del desafío” 11 oct 1967
Revista Ercilla “Triunfo aéreo de los hombres de mar” 14 jun 1967
Revista Fidae News “Taxis Aéreos”, 24 marzo 1998
Entrevistas personales a:
‑ Santiago Figueroa N.
‑ Nelson Schiller
‑ Exequiel Recabarren
‑ Reynold Green Rojas
‑ Adrián Covarrubias Solar
Archivo personal y  vivencias del autor.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Entradas Populares