Aviación Chilena

Este blog pretende dar a conocer a ustedes los hechos más destacados de nuestra aviación pionera; recordando a aquellos antiguos aviadores que ganándole un espacio al destino, lograban elevarse por los cielos de la Patria.

domingo, 3 de enero de 2010

Aviación Centenaria en América



Cuatro países celebran este año el nacimiento de su aviación

Si hemos de ceñirnos a la historia, corresponde a los hermanos Wrigth la gloria de haber sido los primeros en horadar los cielos de América con una hélice de madera.
El avión, aún poco desarrollado en esa época, apenas era la unión de unas piezas de lona, madera y metal, pero como diría un técnico en la materia: tan armónicamente dispuestas, que en conjunto, ayudadas por un pequeño motor, permitían a un hombre elevarse algunos metros en el aire y danzar entre ráfagas de viento y nubes, que muchas veces alteraban el rumbo y daban con la humanidad de los pilotos precursores en medio del campo, generalmente con resultados fatales.
            Luego de los vuelos de los Wrigth en Norteamérica (1903) y los vuelos de Santos Dumont en París (1906), se produce un auge de la aviación en Europa y más precisamente en París, lugar donde en 1905 la Federación Aeronáutica Internacional (FAI), había sentado sus reales convirtiéndose en el ente fiscalizador de las actividades aeronáuticas, en un principio de globos aerostáticos y luego introduciendo normas a las actividades aéreas.
La FAI, mediante la designación de comisarios debidamente acreditados, homologó el vuelo del 14-Bis de Santos Dumont y lo consignó en sus anales como el primer vuelo en el mundo de un más pesado que el aire, situación que no aconteció con los Wrigth, que años más tarde debieron acreditar con documentos y fotos la realización de sus vuelos en EE.UU.
Luego viene el vuelo grandioso de Luis Bleriot, quien  en un avión de su manufactura atraviesa el Canal de la Mancha (1909), dando un salto formidable que permite predecir el futuro del aeroplano, siendo éste el espaldarazo definitivo para que el avión comience a escribir la historia aérea.
Estos avances permiten dar nuevos giros a los constructores de aeronaves y hay más soñadores que quieren hurgar los intrincados misterios del vuelo.
Entretanto América, un poco a trasmano de todas estas actividades, sólo observa como las máquinas voladoras se pavonean por los cielos europeos, incluso pilotos criollos como Sánchez Besa y Emilio Edwards vuelan y participan en diversos concursos, los peruanos Geo Chávez y Bielovucic, también conquistan logros para su patria lejana, pero será sólo en 1910 cuando el avión llegue a estas latitudes, a enseñorearse en los cielos azules de los míticos Andes.

Alberto Braniff vuela en México

Nuestro amigo Manuel Ruiz Romero –Español, radicado en México- en su libro Aviación Militar, nos comenta que en 1909 había en México una gran ansiedad por contar con un espectáculo aéreo con motivo del primer Centenario del inicio de la guerra que culminaría con la Independencia de ese país.
En los corrillos de prensa figuraban desde Bleriot a los hermanos Wrigth como participantes de esta fiesta nacional, hecho que nunca aconteció. Pero habría de ser el deportista mexicano Alberto Braniff, quien luego de realizar un curso de vuelo en la Ciudad Luz, encargó la compra de un avión Voisin  modelo XIII, de 25 HP, el que llegó encajonado a Veracruz a fines de 1909, desde donde fue expedido vía ferrocarril a ciudad de México.
Los Braniff eran propietarios de la hacienda Balbuena, junto a la estación ferroviaria de San Lázaro. En uno de cuyos extensos potreros se construyó un hangar, donde un mecánico francés, venido expresamente con el avión, procedió al armado de la máquina aérea.
Luego de algunas pruebas que resultaron estériles, por la escasa potencia del aeroplano, talvez condicionado por la altura de ciudad de México (2340 mts. de altura SNM), y de haber realizado una mezcla de gasolina, que  dio mayor potencia al minúsculo motor, el día 8 de enero de 1910, con escasos espectadores, un tozudo y valiente Alberto Braniff lograba elevarse en su Voisin, para gloria de México y de toda Latinoamérica.
En el lugar estaba presente un reportero del The Mexican Herald , quien se encargó de dejar registrado en el periódico los detalles de este vuelo primigenio en tierras aztecas.

Brasil

Al igual que Santo Dumont en Francia, en su patria también hubo cerebros que se dedicaron a buscar la forma de llevar un hombre al espacio en un más pesado que el aire. Es así como en la sureña Sao Paulo tiene lugar el primer vuelo realizado en esta parte del mundo.
Un industrial francés fabricante de ladrillos y un tornero mecánico brasilero, residentes en una parcela cercana a la ciudad paulista,  fueron los protagonistas del evento. Eran ellos  Demetrio Sensaud de Lavaud  Lorenzo de Pellegati, quienes en sus horas libres habían construido un avión tipo Bleriot llamado “Sao Paulo”.
El 7 de enero de 1910 lograron efectuar un vuelo de  prueba, llegando a una altura de 4 metros, con una extensión de 103 metros, en 6:18 segundos.
Luego de su épica conquista aérea, y de la algarabía propia de la ocasión, el avión fue exhibido en el cine Politeama, llamando la atención de un neófito, quien adquirió la máquina aérea y días más tarde, con mucho coraje e intrepidez  intentando elevarse, vino a dar con el avión al suelo falleciendo el postulante a aviador en el intento.
Allí sucumbió el Sao Paulo, luego de haber dado los primeros aleteos en los cielos brasileros
Gran parte de los primeros aviadores eran deportistas o mecánicos vinculados a las bicicletas y a los automóviles, tal era el caso de Gastón de Almeida, que en los primeros años del siglo ya se dedicaba al entonces nuevo sport del automovilismo en su amada tierra brasilera, pero aprovechando el desborde europeo de la aviación había concurrido a París, a hacerse aviador y luego de haber tomado un curso de vuelo, regresó a su patria con un aeroplano Voisin, con el que se dice, logró elevarse sobre los cielos de Río de Janeiro el 24 de enero de 1910.


Argentina


Este país tampoco estuvo ajeno al progreso de la aviación. Con una tradición en vuelos de globos aerostáticos y un Aero-Club fundado en 1909, no podía quedarse atrás en tan importante materia.
A principios de 1910 arribaron a buenos Aires varios aviadores extranjeros trayendo las máquinas de mayor presencia en la Francia pionera. A principios de enero llegaban el italiano Ricardo Ponzelli y el francés Enrique Bregui, ambos propietarios de aviones Voisin de 60 HP. Las autoridades locales dieron las mayores facilidades a estos conquistadores del aire, con el fin de que los porteños pudieran conocer a la brevedad las exhibiciones de la gran maravilla del siglo: el seroplano.
El Aeroclub en comunión con la Sociedad Sportiva Argentina, resolvieron auspiciar los vuelos,  permitiendo así el libre acceso del público a las exhibiciones.
Por fin en la mañana del 30 de enero, en el  polígono de tiro de Campo de Mayo el avión seguido por una fila de curiosos fue puesto en línea de vuelo en la improvisada pista de aterrizaje.
En el asiento del piloto Ricardo Ponzelli daba las últimas instrucciones a sus ayudantes, mientras un público fervoroso esperaba el momento crucial del despegue. En ese momento el aviador Ponzelli inició el decolaje efectuando un carreteo  de unos 120 metros, al final de los cuales se desprendió levemente del suelo, ganando luego los diez metros de altura. Cuando se había desplazado unos 200 metros en el aire, el aeroplano se inclinó sobre un costado y tocó tierra, produciéndose la rotura del tren de aterrizaje y de algunos parantes, sin que el piloto resultara lesionando. 

Chile

Tal como lo expresáramos en nuestro blog, en el artículo “Cien años de aviación en Chile”, correspondió a Cesar Copetta la gloria de ser el primer aviador en surcar el cielo patrio al interior de la antigua chacra Valparaíso, un día 21 de agosto de 1910. Lugar donde un monolito recuerda este hecho. Este lugar corresponde a la actual comuna de Ñuñoa y el recordatorio se ubica frente a la avenida Irarrázabal.

Este fue el nacimiento de la aviación en estos cuatro países. Un amanecer tímido con tres aviones Voisin como principales actores, armatostes pesados y faltos de dinámica, los cuales muy pronto serían reemplazados por los rápidos y eficientes Bleriot y otros aviones de la época, con los cuales los primeros aviadores dieron gloria y lustre a la aviación pionera en sus respectivos países.



Bibliografía:
Ruiz Romero, Manuel. “Aviación Militar” Tall. El Universal, Ciudad de México, México 2004.
Instituto Cultural de Aeronáutica Brasil “História Geral da Aeronáutica Brasileira” Ed. Itatiaia Ltda., Río de Janeiro, Brasil 1988.

Zuloaga, Angel María “La Victoria de las Alas”, Ed. Ateneo, Bs. Aires, Argentina, 1948


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